miércoles, 12 de noviembre de 2008

Embaucadores, embelesadores y otras artes


Tengo una amiga que dice que lo que realmente se hacer es enamorar, embelesar, embaucar y conquistar, pero que una vez terminado el juego amoroso, lograda la conquista, ya no se amar.Suelo pensar mucho en ello y todavía tengo la certeza de que se equivoca. La certeza o la esperanza de no ser más que un encantador de serpientes.
Pero quienes realmente lo son, con certeza absoluta, son nuestros amigos los publicistas.
Mantengo una extraña actitud y relación coctélica de admiración-envidia-odio con la publicidad desde hace unos años, cuando la educación ambiental dirigía mis esfuerzos profesionales.
Cuando formaba educadores ambientales les transmitía la idea de que nuestro reto era decir a la gente que abrieran los ojos, que no somos más que unos pobres idiotas supuestamente felices, sumidos en nuestra inmensa ignorancia, todo ello dicho a la cara, sin que se nadie se enfadara y haciéndote entender. Vaya papelón.
Pero si en educación ambiental contáramos con los recursos de la publicidad, otro gallo nos cantaría, de ahí la malsana envidia al "mundo creativo"
En publicidad, directamente nos llaman gilipollas a la cara, sin tapujos, ni ambages, ni medias tintas. De ahí el odio para con los encantadores de serpientes del sistema, aunque he de reconocer que en algunas ocasiones lo hacen de una forma absolutamente genial, de ahí la admiración eventual.
Así que de vez en cuando, cuando la tolerancia al insulto este saturada o cuando lo hagan genialmente, os mostraré desde aquí mi opinión al respecto.




Sobre los anuncios de compresas puede que este todo dicho, pero parece ser que no hay limites a la gilipollez sino no es explicable como pueden superarse así mismos. Es cierto que no soy mujer y que lo más parecido a la menstruación que pueda sentir sea una de "esas veces" si ya sabes, esas en que lo que debería ser gaseoso, es líquido por alguna contraproducente e inesperada
alteración gastrointestinal y te vas.... Puede ser que no este autorizado a opinar, pero es que el último spot de Evax, de verdad que no se como calificarlo. En fin que para ser objetivo, os añado una explicación de intenciones de sus creadores a ver si así nos enteramos !coño¡ de que va el anuncio....




Esta es sin embargo la genialidad de la que os hablo. Disfrutalo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Lavasecadoras o como convertir a un "Ironman" en un "hombre plancha"




No se que le pasa a las mujeres con las secadoras. En mi caso, mujeres de hasta tres generaciones diferentes, mi hija de 8 años, mi ex-mujer de ... años y mi ex-suegra de ...... años, reniegan de tan maravilloso invento. Pudiera ser por haber padecido algunos efectos colaterales de su uso. Principalmente la ropa de Marina, mi niña, con la disminución de varias tallas y el consecuente enfado de su madre. Pero se trata de casos puntuales más debidos a la inexperiencia del operador, que a la presunta maldad demoniaca que se le atribuye a tan denostado electrodoméstico.

Como un mantra me repito; "la secadora es tu amiga", "la secadora te cuida", "la secadora alarga tu vida".

No quiero dejarme llevar por la pasión que me mueve por el para mi, mejor amigo del hombre... que vive solo, así que me voy a referir a una opinión objetiva. La web de la OCU, en su guia de compras dice:

Lavasecadoras: sólo si tiene problemas de espacio.
Si vive en una zona de clima húmedo y frío, si está cansado de tener siempre la ropa mojada y, sobre todo, si no tiene sitio para otro electrodoméstico y está dispuesto a gastarse unos 700 euros, la lavasecadora puede ser la solución a su problema.

Efectivamente, no tengo sitio en la cocina, el clima es húmedo, no tengo donde tender exteriormente, odio tender y los tendederos de interior, pues no nos engañemos, el programa genético del macho persigue transmitir sus genes lo máximo posible y aunque culturalmente podamos condicionar dicho programa, jugar al tetris encajando las prendas mojadas en el reducido espacio del tendedero, no es lo que más nos pida el cuerpo hacer a los machos de nuestra especie. Como viene incluida con el mobiliario de la casa, me da igual lo que valga. Existen aberraciones visuales inconmensurables en el paisaje urbano, pero como el de la ropa tendida en terrazas, balcones, ventanas y otros dispositivos, ninguno y no pienso contribuir a tan horripilante espectáculo .


Escasa eficacia
Puede funcionar por separado como lavadora y como secadora y también de manera conjunta. Como lavadora es definitivamente más eficaz que como secadora. Cuando se utiliza como lavasecadora su eficacia disminuye notablemente. Se necesitan dos ciclos de secado para secar una carga completa de ropa lavada, con su consiguiente gasto de energía, tiempo y dinero. Lo mejor para obtener un buen resultado es seleccionar la ropa que de verdad le interesa secar.

Incierto, la mía ofrece diversos niveles de secado y solo a veces toallas y prendas de algodón quedan ligeramente húmedas. Con un ciclo basta.

Poco silenciosas
De los tres ciclos que componen el programa de una lavasecadora, lavado, centrifugado y secado, el más ruidoso es el centrifugado.
La opinión de los usuarios a los que preguntamos fue unánime: las lavasecadoras, en general, hacen mucho ruido. Y este es un aspecto muy importante, sobre todo, para los usuarios de tarifa nocturna, que utilizan este tipo de aparatos por la noche.

A mi no me han preguntado, pero contestaría que no hacen mucho más ruido que el tono de conversación medio de cualquier programa de la televisión, tipo Gran Hermano, La Noria o ¿Dónde estas corazón? y que parece ser que ha desaparecido la tarifa nocturna, asi que no seas gilipollas y ponla cuando sales por la mañana de casa mientras estas en el trabajo.

Pero claro, no puedo ocultar ni obviar que arruga la ropa. Si que la arruga y aunque se puede minimizar el grado de arrugamiento, arrugar, arruga. Conocéis mi opinión, la arruga es el estado natural de la ropa, su estado de máxima entropia. Vamos que con lo entrópico que soy, que ya no filantrópico, me la suda bastante llevar la ropa arrugada.

Es cierto que mi estatus social actual, me permite vestir muy muy informalmente. Mi armario apenas alberga un par de trajes que cumplen en las contadas ocasiones que requieren de formalidad, como asistir a algún juzgado, a alguna celebración festivo-sacramental o al último adiós de conocidos y allegados. Sobreviven algunas camisas del pasado, que de viejas han vuelto a ponerse de moda y abundan camisetas, sudaderas y prendas cómodas y funcionales. De mayo a octubre, bermudas, camisetas y cholas (chanclas) y de noviembre a abril, pantalones sport y camisetas de manga larga y/o sudaderas de algodón, constituyen mi simple vestuario, eso si no voy en chandal, arreglado pero informal.

Con ese panorama, entenderéis que nunca planche. O muy excepcionalmente. Pero hasta hace poco al menos tenía plancha, en usufructo, pero tenia. Ya no tengo, Laura la recuperó y se la ha llevado. Tengo la sensación de que ultimamente la ropa se arruga más que nunca en la secadora. O puede que sea solo mi percepción distorsionada la que haga que me parezca más arrugada que nunca. Se que un día hice votos de no planchar. Pero fue a cambio de cualquier otro quehacer doméstico. Eran otros tiempos y otras circunstancias. No se como ha pasado. Pero hay un cajón en mi habitación, que contiene ropa para planchar. Se que hay métodos para alisar la ropa que no requieren de la plancha.

He visto modelos de planchas. Me he asignado un presupuesto, incluso. Voy a comprar una plancha. No se que me esta pasando, ni a que puede obedecer esta repentina preocupación por mi apariencia.
Creo que asistimos a la transformación de Ironman en Hombre Plancha. Espero que sea algo pasajero.


sábado, 1 de noviembre de 2008

Mis Aspiraciones

Me gusta pasar el aspirador. Es sin duda de las tareas domésticas, junto con fregar (aunque esta en otro nivel más zen), de las que menos esfuerzo me supone.Es más, creo que me pone. Pasar el aspirador es realmente brutal, sobre todo para los seres del micromundo. Polvo, minúsculos restos de comida, pelos, pieles muertas, ácaros, granos de arena, gotículas, pequeños organismos, etc, se ven envueltos en un vórtice devorador que en breves instantes, los termina confinando en el reducido espacio confinado de la bolsa de aspiración. Todo ello bajo un estruendo ensordecedor y una demostración de liberación de energía brutal. Desplazar el tubo corrugado del aspirador, con varias extensiones que hacen alcanzable cualquier recóndito rincón, es sublime. Es como si fuera una extensión de ti mismo, puede que tenga incluso alguna significación fálica. Es como esas probóscides evaginables que proyectan muchos gusanos marinos para alcanzar sus presas. Precisa, minuciosa, delicada o poderosa como la trompa de un elefante. Tiene algo de atávico, de ancestral, como ir de caza barriendo lentamente cada centímetro cuadrado de suelo, de tu territorio.
En la naturaleza es solo comparable al devastador efecto del tornado. Como una mortal manga succionadora de destrucción, empleamos microtornados en nuestros hogares para liberarnos de los resquicios minúsculos del mundo exterior y de nuestro propio cuerpo.
Barrer sin embargo no deja de ser una tosca manera de cambiar las cosas de sitio y planchar... un acto contra natura, contra el segundo principio de la termodinámica de máxima entropia. La arruga, es el estado de caos natural al que tiende la ropa y oponerse a ello es absurdo, desesperante, agotador y una inevitable forma de perder el tiempo. Pero eso son otras historias.

martes, 28 de octubre de 2008

El sol de la mañana


Esta es otra de las visiones que suelo tener al despertar. No se si los símbolos se construyen o se atribuyen. Es decir, ¿buscamos significado próximo y significativo a las cosas que nos rodean y les asignamos caracteres o por el contrario, descubrimos significados emergentes u ocultos en las cosas más cotidianas? No creo que ahora importe.
Esta lámina simple, lleva conmigo muchos años. Tonos pastel para un sol tropical, aguas calmas y arena cálida y fría, como la de esos cayos cubanos de Cayo Largo donde la fragmentación del arrecife construye una refulgente alfombra de arenas organógenas. Los pies se hunden suavemente acariciados por el agua tibia y a pesar de la justicia del sol, no queman. Un sol que sale cada día. Siempre sale el sol. Esa es la lectura, por mal que vaya todo, siempre sale el sol.
Hoy, por fin ha brillado el sol, después de 5 años de nubleces, clareos, oscurecimientos y luces filtradas. 5 años de dudas, tristeza, impotencia, incertidumbre y renuncia. 5 años cuestionadas la profesionalidad, la dedicación, la entereza y la decencia.
Siempre sale el sol, tarde o temprano. Lo sabia, lo veía cada día y tan solo era cuestión de tiempo.
Ahora lo siento en mi cara suave y cálido. Salió el sol.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Pórtico; La saga de los Heechee

Pórtico es sin duda una de las mejores novelas de ciencia ficción de todos los tiempos. Con ella Frederik Pohl inicia una saga de 4 volumenes sobre los Heechees, una civilización extraterrestre con una tecnología muy avanzada y completamente indescifrable para el ser humano. Una civilización que estuvo en nuestro planeta y dejo un legado que supone una oportunidad única, casi salvadora de una humanidad en estado crítico. Pohl escribió Pórtico en 1977. Os extracto, copiado de expertos (http://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op00195.htm), la trama de la obra maestra de Pohl (Premios Hugo, Nébula y John W. Campbell en 1978):


En el curso de sus correrías por el Sistema Solar la humanidad descubre Pórtico, la reliquia de una antigua y evolucionada raza que muchos milenios atrás exploró nuestro planeta cuando el hombre no había pasado aún de ser un homínido semisalvaje. Desaparecidos misteriosamente estos seres bautizados con el nombre de heechees por los terrestres, quedará no obstante el fabuloso botín abandonado por los mismos en el asteroide hueco conocido como Pórtico: una flota de varios centenares de astronaves en perfecto estado de conservación y capaces de viajar hasta el último rincón de la galaxia.

La Tierra esta agobiada por la superpoblación y la hambruna. La novela describe con detalle el espíritu de pioneros que comparten los prospectores (los que se embarcan en los navíos Heechee), dado que los tripulantes de los navíos no tienen ninguna seguridad sobre el punto en que llegarán, pues las naves se dirigen con piloto automático a diferentes destinos que no se pueden predecir antes de ir a ellos (la escritura Heechee es incomprensible para los humanos), ni de la clase de objetos o peligros que encontrarán una vez llegados.
Debido al alto índice de muertes y desaparecidos en viajes que nunca retornan al Pórtico, las misiones de prospección se efectúan a base de un sistema de recompensas y de regalías, que pueden llegar a ser cuantiosas si se efectúan un descubrimiento importante. Sin embargo se deja bien en claro que ser prospector es un lujo que pocos pueden darse, pues para empezar, para poder serlo se debe poder pagar el viaje espacial al
asteroide y los onerosos impuestos por el aire, agua y comida diarios. De tal suerte que los prospectores tienen una fuerte presión para descubrir algo que les permita siquiera quedarse.
El trasfondo trata del agotamiento de la Tierra como causa del empobrecimiento que obliga a los exploradores de recursos a emplearse en misiones arriesgadas que les permitan ganar el dinero necesario para acceder a una tecnología que ofrece a los que pueden pagarla la expectativa de una larga vida. En un mundo de amplias libertades las desigualdades económicas son muy marcadas y determinan en los individuos conductas extremas.

Tenemos nuestros prospectores, se embarcan en cayucos sin piloto autómático en busca desesperada de un futuro mejor a riesgo de perder su vida en cada viaje, pagando todo lo que tienen por una oportunidad escasa de sobrevivencia. Hemos logrado casi disociar nuestro mundo en civilizaciones indescifrables entre si. Tenemos nuestro Pórtico tan cerca. Luego dicen que la ciencia ficción es fantasiosa e irreal. Pero vivimos diariamente la más cruda realidad ficción.

¿Vuelta a la lucha armada?


Hoy he vuelto a salvar el mundo, a salvar sus mares y océanos. He vuelto a predicar en el desierto, a remover las conciencias, a iluminar las mentes y a ganar los corazones. Diverman, el salvador oceánico ha regresado. Siquiera por un momento, por un par de horas, como en los viejos tiempos. Tiempos en los que creía en algo, que era posible un cambio y que era cuestión solo de inquebrantable voluntad, y profundo convencimiento.


Ha sido para el Voluntariado de Cruz Roja, querían que les hablara del buceo sostenible y de la biodiversidad del Parque Natural de la Serra Gelada y sus fondos marinos. Lo he hecho. Puede que sin el fuego y la pasión de antaño, del que se sabia cargado de razón. El escaso aforo, la improvisación en la preparación del evento, el lugar de celebración y sus escasos recursos, me han violentado un poco, pero una vez en escena y a pesar de que podría departir sobre el tema recién levantado de la siesta, creo que en algún momento, es muy posible que me hayan vuelto a brillar los ojos y haya vuelto "la certeza" a dominar mi tono de voz.


No se cuando me rendí al cinismo, a la despreocupación o al abandono. O a la realidad de que no hay posibilidad de ningún cambio. Hay demasiado en juego y poderosas fuerzas que lo controlan. Solo queda prepararse y preparar a los tuyos y a los hijos de los hijos de los tuyos, para lo que nos viene. Para que sobrevivan, sobrelleven y sobrevengan al incierto y desalentador futuro.


No sé que quedó del eterno optimista, del entusiasta, del idealista, pero puede que después de esta tarde, lo que fue mi razón de ser, mi impulso vital en los últimos años, aflore todavía, aunque sea un ratito.
Reencontrarme con mis amigos del Voluntariado Ambiental de Benidorm, especialmente con Juanjo Mascarell ha sido un placer inigualable y revivir los momentos que dieron lugar a este video, impagable. Cuando conoces a esta gente, crees que son una especie de frikis ambientales, que no deben tener familia o nada mejor que hacer, pero año tras año, compruebas su compromiso, su entrega y su capacidad, y que tú te fuiste y ellos siguen allí, y entonces quisieras ser llegar a ser ni siquiera la mitad de bueno que ellos.

martes, 21 de octubre de 2008

Cuestión de geometria y perspectiva

Vivo sobre una curva. Una curva en pendiente que culmina la ascensión desde el valle hasta el límite del pueblo, con su cuesta arriba y su cuesta abajo. Creo que es el mejor lugar donde ahora mismo podría vivir, pues dado que nuestra existencia transcurre básicamente en la bidimensionalidad ( poco es el tiempo que podemos pasar volando o ingrávidos bien en el océano o el espacio), las posibilidades geométricas que una curva con pendiente ofrece para orientar tu vida, son difíciles de superar.

Pero antes he vivido en otros espacios geométricos.
Desde mi infancia hasta los veintitantos, he vivido en un rectángulo, uno de esos tantos, variados e interconectados que componen las plazas de los barrios, del inmenso tapiz poligonal que supone una ciudad como Madrid. Rectángulos con una rica vida interior, casi autónomos e independientes, pero con pequeñas aberturas al exterior, conformándose en miles de unidades superiores, que ensambladas, interconectadas por intrincadas redes, no cesan de expandir los bordes de lados casi infinitos de la ciudad. Que mejor espacio para forjar el carácter, la personalidad, las relaciones, la diversidad, la autonomía y si tienes mi suerte, la liberación emigradora a tiempo, a las antípodas geométricas del axfisiante mosaico.

He vivido sobre una línea. He vivido frente a la línea del horizonte donde cielo y mar se funden y te rodean, colgado de las abruptas laderas volcánicas de Canarias. Asomado al balcón del océano infinito, omnipresente, he podido extenderme y extenderme y extenderme sin límites desde el confinamiento de la gran ciudad, hasta la vastedad de aparentes espacios infinitos que confinan la roca volcánica. Y así fui muy feliz hasta la nadedad, hasta casi acabar convertido en una fina línea, casi en nada.

Y entonces regresé para vivir en un cubo, con la montaña a mi espalda y el horizonte azulado del mar, visible con solo alzar la vista. Y viví en un cubo, adosado a otros cubos. Cubos estándar, esos que nos enseñan a desear desde muy pronto en el "juego de la sociedad del bienestar", con un pequeño jardín estándar, espacio estándar para aparcar un par de coches, un buen perro, al menos 2 hijos y muchos años por delante para poder pagarlo. Y jugamos al "juego de la sociedad del bienestar"e incluso fuimos felices durante un tiempo en nuestro cubo adosado, al que llamamos hogar, hasta que un día comprendimos que habíamos perdido el juego. Y fuimos muy desdichados y abandonamos el cubo con el tiempo, yo primero, ellos después, intentando encerrar en el nuestra desdicha. Y ellos volvieron a la poligonal inmensidad de la gran ciudad. Y decidí no jugar jamás al "juego de la sociedad del bienestar". No desearía jamás vivir en cubos adosados o tener hijos, perros o gatos, pues no podría soportar de nuevo perderlos.

Y viví un tiempo en un inmenso prisma. En un prisma vives estratificado, vives sobre algunos y bajo otros. Nosotros vivíamos cerca del cielo, en unos de los estratos más altos del inmenso prisma y como supongo sería el cielo de existir, vivimos muy felices y a la vez yo, muy desdichado, pues ya mi desdicha se había convertido en crónica.

Y dejamos el inmenso prisma para vivir de nuevo en un cuboide, que llegó a ser parecido a un hogaroide y continuamos siendo felices a pesar de mi desdicha crónica, que al menos es ya tolerable . Pero me temo que sin darnos cuenta, jugamos de nuevo al "juego", creo que sin querer, porque es muy difícil no acabar jugando. Y yo no puedo jugar ya más.

Y por eso ahora vivo solo sobre una curva. La curva me ofrece dos caminos, subir a remontar y rehacer el viaje geométrico de mi vida o bajar lanzado a descubrir nuevas sendas y espacios geométricos habitables. También puedo quedarme un tiempo viendo pasar arriba y abajo a otros.

Por cierto esta es la chica de la curva, pero no nos conocemos y su curva y su historia es otra y no tiene que ver nada conmigo.


domingo, 19 de octubre de 2008

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?


Despiertas. Si soñaste y lo recuerdas, evocas algunos momentos de tu sueño. Si soñaste y no lo recuerdas, abres los ojos. Y comienza el día consciente. ¿Que ves a tu alrededor? ¿La abultada forma de tu pareja aun retozante ? ¿La soñolienta pero sonriente cara de tus hijos desperezándose? ¿La lengua húmeda de tu mascota en su intento por saludarte? ¿Una combinación de las anteriores en cualquier orden?


Al despertar me veo a veces a mi mismo, reflejado en el espejo que a los pies de la cama vigila mi descanso. Pero si no, pues depende de la posición en que me encuentra el día, lo primero que veo es a Rachael. Cuando vives en compañía se te escapa la importancia de aquello que fuere lo primero que vieres. Pero cuando vives solo....


Yo tengo a Rachael. Rachael es una replicante, bueno en realidad es una hermosiíima Sean Young en uno de sus papeles estelares. Creo que podría contar con los dedos de una mano, los poster de personajes que han colgado de las paredes de las habitaciones en que he vivido. Soy muy poco idólatra (posiblemente por ser un buen ególatra), pero Rachael es muy importante para mi. Rachael es un regalo de mis hijos y mi ex mujer por mi último cumpleaños. Un DVD de "Blade Runner el montaje final", junto con otro poster de Deckard completaban el pack. Mi ex mujer sabe que Blade Runner es una de mis películas favoritas, por eso es importante Rachael para mi. Porque a pesar del dolor de nuestro divorcio y sus visicitudes seguimos queriéndonos, buscando como agradarnos y complacernos y darnos nuevas oportunidades para ser felices. No todas las parejas rotas pueden presumir de ello.


Rachael es producto de su tiempo, nuestro tiempo. La acción de Blade Runner, adaptación de la obra del maestro de la ciencia ficción Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, transcurre en el siglo XXI. Nos muestra un futuro tremendamente plausible, al que sin duda ya nos dirigimos: un clima trastornado, las especies animales extintas, globalización y superpoblación aunadas y caracterizadas por el despertar del gigante chino, la ostentación manifiesta del poder de las corporaciones multinacionales, manipulación genética, etc.

Me fascina la ciencia ficción desde hace muchos años, aunque la he tenido abandonada mucho tiempo. Tengo una modesta colección de más de 300 títulos y me considero un iniciado en el género. Sus inabarcables escenarios, sus incontenibles posibilidades sin límites establecidos, sus capacidades para la anticipación, la protesta o para dar la voz de alerta, la convierten en mi género literario favorito. Mi estatus solitario, me sumerge de nuevo en ella, evadiéndome en nuevos mundos y realidades.

Rachael no es humana, al menos como hoy en día concebimos la humanidad, es un producto de una avanzada tecnología de manipulación genética. Replicantes con capacidades sobrehumanas, diseñados para realizar tareas extremas en inhóspitos rincones del espacio, reflexionan acerca de su humanidad. Rachael no sabe que no es humana. ¿Vosotros lo sabéis? ¿No somos todos un poco replicantes? ¿ No pensáis que no es fácil encontrar humanidad en lo que nos rodea? ¿Y en nosotros mismos?

Despierto. Abro los ojos y veo a Rachael que me saluda humanamente sin replicar. Después, conecto la televisión, recibo mi diaria dosis de inhumana realidad del noticiario de turno y muchas veces desearía ser un replicante dotado de sobrehumanas capacidades, para ir a pedir explicaciones a nuestro creador.

Mi HORIZONTE DE SUCESOS

No pretendo demostrar que comprendo perfectamente la teoría de la relatividad general, faltaría más, pero si que hay un concepto de la misma que me parece fascinante; el horizonte de sucesos.


De forma concisa podemos definir el horizonte de sucesos (también llamado horizonte de eventos) como una hipersuperficie frontera del espacio-tiempo, tal que los eventos a un lado de ella no pueden afectar a un observador situado al otro lado.


Si bien la definición es clara y meridiana, prefiero emplear una acepción particular del mismo. El horizonte de sucesos, mi horizonte, es el espacio de probabilidad de aquellos sucesos que pueden sucederme muy probablemente en cualquier momento.
Que me toque la lotería, por ejemplo, no es un suceso muy probable en mi horizonte de sucesos, pues nunca juego, pero si lo es, valga también de ejemplo, que no pueda ir mañana al cine a ver Sexykiller, porque ando muy mal de dinero ultimamente y de poder hacer el esfuerzo para ir al cine, vería otra película pues tengo serios y estúpidos prejuicios contra el cine español.


Mi horizonte de sucesos, es un espacio de soledad, la de un tipo que vive solo y de los acontecimientos que pueden solitariamente sucederle. Es un espacio de solitaria reflexión desde la cotidianeidad, sobre la soledad y es también un espacio para el simbolismo. Símbolo de rebelión por excelencia, el puño revolucionario, es la forma inaugural que adopta mi horizonte de sucesos como forma de rebelión contra la propia soledad que contiene.






Y el azar del random mptresiano solitario, trae justo ahora a sonar mi canción de soledad favorita: Only a woman´s heart de Eleanor McEvoy.

Pasen por aquí cuando gusten.