lunes, 10 de noviembre de 2008

Lavasecadoras o como convertir a un "Ironman" en un "hombre plancha"




No se que le pasa a las mujeres con las secadoras. En mi caso, mujeres de hasta tres generaciones diferentes, mi hija de 8 años, mi ex-mujer de ... años y mi ex-suegra de ...... años, reniegan de tan maravilloso invento. Pudiera ser por haber padecido algunos efectos colaterales de su uso. Principalmente la ropa de Marina, mi niña, con la disminución de varias tallas y el consecuente enfado de su madre. Pero se trata de casos puntuales más debidos a la inexperiencia del operador, que a la presunta maldad demoniaca que se le atribuye a tan denostado electrodoméstico.

Como un mantra me repito; "la secadora es tu amiga", "la secadora te cuida", "la secadora alarga tu vida".

No quiero dejarme llevar por la pasión que me mueve por el para mi, mejor amigo del hombre... que vive solo, así que me voy a referir a una opinión objetiva. La web de la OCU, en su guia de compras dice:

Lavasecadoras: sólo si tiene problemas de espacio.
Si vive en una zona de clima húmedo y frío, si está cansado de tener siempre la ropa mojada y, sobre todo, si no tiene sitio para otro electrodoméstico y está dispuesto a gastarse unos 700 euros, la lavasecadora puede ser la solución a su problema.

Efectivamente, no tengo sitio en la cocina, el clima es húmedo, no tengo donde tender exteriormente, odio tender y los tendederos de interior, pues no nos engañemos, el programa genético del macho persigue transmitir sus genes lo máximo posible y aunque culturalmente podamos condicionar dicho programa, jugar al tetris encajando las prendas mojadas en el reducido espacio del tendedero, no es lo que más nos pida el cuerpo hacer a los machos de nuestra especie. Como viene incluida con el mobiliario de la casa, me da igual lo que valga. Existen aberraciones visuales inconmensurables en el paisaje urbano, pero como el de la ropa tendida en terrazas, balcones, ventanas y otros dispositivos, ninguno y no pienso contribuir a tan horripilante espectáculo .


Escasa eficacia
Puede funcionar por separado como lavadora y como secadora y también de manera conjunta. Como lavadora es definitivamente más eficaz que como secadora. Cuando se utiliza como lavasecadora su eficacia disminuye notablemente. Se necesitan dos ciclos de secado para secar una carga completa de ropa lavada, con su consiguiente gasto de energía, tiempo y dinero. Lo mejor para obtener un buen resultado es seleccionar la ropa que de verdad le interesa secar.

Incierto, la mía ofrece diversos niveles de secado y solo a veces toallas y prendas de algodón quedan ligeramente húmedas. Con un ciclo basta.

Poco silenciosas
De los tres ciclos que componen el programa de una lavasecadora, lavado, centrifugado y secado, el más ruidoso es el centrifugado.
La opinión de los usuarios a los que preguntamos fue unánime: las lavasecadoras, en general, hacen mucho ruido. Y este es un aspecto muy importante, sobre todo, para los usuarios de tarifa nocturna, que utilizan este tipo de aparatos por la noche.

A mi no me han preguntado, pero contestaría que no hacen mucho más ruido que el tono de conversación medio de cualquier programa de la televisión, tipo Gran Hermano, La Noria o ¿Dónde estas corazón? y que parece ser que ha desaparecido la tarifa nocturna, asi que no seas gilipollas y ponla cuando sales por la mañana de casa mientras estas en el trabajo.

Pero claro, no puedo ocultar ni obviar que arruga la ropa. Si que la arruga y aunque se puede minimizar el grado de arrugamiento, arrugar, arruga. Conocéis mi opinión, la arruga es el estado natural de la ropa, su estado de máxima entropia. Vamos que con lo entrópico que soy, que ya no filantrópico, me la suda bastante llevar la ropa arrugada.

Es cierto que mi estatus social actual, me permite vestir muy muy informalmente. Mi armario apenas alberga un par de trajes que cumplen en las contadas ocasiones que requieren de formalidad, como asistir a algún juzgado, a alguna celebración festivo-sacramental o al último adiós de conocidos y allegados. Sobreviven algunas camisas del pasado, que de viejas han vuelto a ponerse de moda y abundan camisetas, sudaderas y prendas cómodas y funcionales. De mayo a octubre, bermudas, camisetas y cholas (chanclas) y de noviembre a abril, pantalones sport y camisetas de manga larga y/o sudaderas de algodón, constituyen mi simple vestuario, eso si no voy en chandal, arreglado pero informal.

Con ese panorama, entenderéis que nunca planche. O muy excepcionalmente. Pero hasta hace poco al menos tenía plancha, en usufructo, pero tenia. Ya no tengo, Laura la recuperó y se la ha llevado. Tengo la sensación de que ultimamente la ropa se arruga más que nunca en la secadora. O puede que sea solo mi percepción distorsionada la que haga que me parezca más arrugada que nunca. Se que un día hice votos de no planchar. Pero fue a cambio de cualquier otro quehacer doméstico. Eran otros tiempos y otras circunstancias. No se como ha pasado. Pero hay un cajón en mi habitación, que contiene ropa para planchar. Se que hay métodos para alisar la ropa que no requieren de la plancha.

He visto modelos de planchas. Me he asignado un presupuesto, incluso. Voy a comprar una plancha. No se que me esta pasando, ni a que puede obedecer esta repentina preocupación por mi apariencia.
Creo que asistimos a la transformación de Ironman en Hombre Plancha. Espero que sea algo pasajero.


2 comentarios:

Nutria dijo...

Yo es que me parto... Estoy pensando en enviarte mi plancha: creo que desde el 2001 solo la ha usado un par de veces Fósilman. La arruga creo que es bella, pero cuando por las mañanas me pongo la ropa no las veo (ni las arrugas ni miles de otras cosas), y a media mañana mi ropa está igual que la del resto de la Humanidad (que tiene ropa).

Serfi dijo...

Gracias Natrix, pero entre portes y eso se nos dispara el presupuesto.. Fosilman podría volver a sentir la necesidad y no seré yoo quien impida su realización doméstica.
Me voy a gastar lo mínimo o buscar una de esas de hierro candente.