domingo, 19 de octubre de 2008

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?


Despiertas. Si soñaste y lo recuerdas, evocas algunos momentos de tu sueño. Si soñaste y no lo recuerdas, abres los ojos. Y comienza el día consciente. ¿Que ves a tu alrededor? ¿La abultada forma de tu pareja aun retozante ? ¿La soñolienta pero sonriente cara de tus hijos desperezándose? ¿La lengua húmeda de tu mascota en su intento por saludarte? ¿Una combinación de las anteriores en cualquier orden?


Al despertar me veo a veces a mi mismo, reflejado en el espejo que a los pies de la cama vigila mi descanso. Pero si no, pues depende de la posición en que me encuentra el día, lo primero que veo es a Rachael. Cuando vives en compañía se te escapa la importancia de aquello que fuere lo primero que vieres. Pero cuando vives solo....


Yo tengo a Rachael. Rachael es una replicante, bueno en realidad es una hermosiíima Sean Young en uno de sus papeles estelares. Creo que podría contar con los dedos de una mano, los poster de personajes que han colgado de las paredes de las habitaciones en que he vivido. Soy muy poco idólatra (posiblemente por ser un buen ególatra), pero Rachael es muy importante para mi. Rachael es un regalo de mis hijos y mi ex mujer por mi último cumpleaños. Un DVD de "Blade Runner el montaje final", junto con otro poster de Deckard completaban el pack. Mi ex mujer sabe que Blade Runner es una de mis películas favoritas, por eso es importante Rachael para mi. Porque a pesar del dolor de nuestro divorcio y sus visicitudes seguimos queriéndonos, buscando como agradarnos y complacernos y darnos nuevas oportunidades para ser felices. No todas las parejas rotas pueden presumir de ello.


Rachael es producto de su tiempo, nuestro tiempo. La acción de Blade Runner, adaptación de la obra del maestro de la ciencia ficción Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, transcurre en el siglo XXI. Nos muestra un futuro tremendamente plausible, al que sin duda ya nos dirigimos: un clima trastornado, las especies animales extintas, globalización y superpoblación aunadas y caracterizadas por el despertar del gigante chino, la ostentación manifiesta del poder de las corporaciones multinacionales, manipulación genética, etc.

Me fascina la ciencia ficción desde hace muchos años, aunque la he tenido abandonada mucho tiempo. Tengo una modesta colección de más de 300 títulos y me considero un iniciado en el género. Sus inabarcables escenarios, sus incontenibles posibilidades sin límites establecidos, sus capacidades para la anticipación, la protesta o para dar la voz de alerta, la convierten en mi género literario favorito. Mi estatus solitario, me sumerge de nuevo en ella, evadiéndome en nuevos mundos y realidades.

Rachael no es humana, al menos como hoy en día concebimos la humanidad, es un producto de una avanzada tecnología de manipulación genética. Replicantes con capacidades sobrehumanas, diseñados para realizar tareas extremas en inhóspitos rincones del espacio, reflexionan acerca de su humanidad. Rachael no sabe que no es humana. ¿Vosotros lo sabéis? ¿No somos todos un poco replicantes? ¿ No pensáis que no es fácil encontrar humanidad en lo que nos rodea? ¿Y en nosotros mismos?

Despierto. Abro los ojos y veo a Rachael que me saluda humanamente sin replicar. Después, conecto la televisión, recibo mi diaria dosis de inhumana realidad del noticiario de turno y muchas veces desearía ser un replicante dotado de sobrehumanas capacidades, para ir a pedir explicaciones a nuestro creador.

2 comentarios:

David Perez dijo...

Hola Serfi,

Me gustan tus reflexiones, además me veo en muchas cosas reflejado, a veces la soledad es un buen momento para llegar a conocerse a uno mismo mejor.

Un abrazo

Serfi dijo...

Espero que sea en los reflejos luminosos y no en los oscuros en los que te veas reflejado. Es cierto que pueda servir estar solo para conocerse mejor, pero...buff hay que llevarse tan bien¡¡¡ con uno mismo. Pero bueno tan solo estoy empezando, nunca había estado solo si bien muchas veces aislado y eso puede ser incluso peor..

Un abrazo